El riego con agua tratada debe realizarse de manera adecuada para evitar el exceso de humedad en el suelo. El exceso de agua puede provocar la compactación del suelo y dificultar el crecimiento de las raíces.
El agua tratada a menudo contiene nutrientes beneficiosos para las plantas, como nitrógeno, fósforo y potasio. Estos nutrientes pueden ayudar a mejorar la fertilidad del suelo. Sin embargo, es importante realizar un análisis del suelo para determinar los nutrientes necesarios y evitar la sobrefertilización, lo que podría ser perjudicial para las plantas y el medio ambiente.
El agua tratada puede contener materia orgánica disuelta que beneficia la estructura y fertilidad del suelo. La materia orgánica mejora la capacidad de retención de agua del suelo, promueve la actividad microbiana y proporciona nutrientes esenciales a las plantas. Al utilizar agua tratada en el riego, se aporta una fuente adicional de materia orgánica al suelo.
Recuerda que la calidad del agua tratada y las necesidades del suelo pueden variar según la ubicación y el tipo de cultivo. Es importante consultar con expertos en agricultura o agronomía para obtener orientación específica sobre el uso de agua tratada y su impacto en la calidad del suelo.