Cada verano escuchamos en las noticias algo relacionado con los vertidos de aguas residuales al mar o lo que es lo mismo, con playas no aptas para el baño. ¿Qué es todo eso de las banderas negras que se otorgan a determinados sitios de nuestras costas y qué implica un vertido de aguas residuales al mar?
El distintivo de bandera negra es otorgado cada año por Ecologistas en Acción a aquellos sitios de la costa como símbolo de su mala calidad. Esto hace referencia a la falta de servicios o limpieza de una playa, a la alta erosión a la que está sometida y al alto grado de presión medioambiental que se ejerce sobre la misma ya sea por vertidos o por el grado de urbanización a su alrededor. En contraposición, existe la bandera azul como distintivo y reconocimiento a la buena calidad. Playas que cumplen condiciones ambientales y de limpieza en general, entre otros.
El distintivo de bandera negra es otorgado cada año por Ecologistas en Acción a aquellos sitios de la costa como símbolo de su mala calidad
La costa ha sido tradicionalmente utilizada como un gran vertedero, considerándola como un basurero capaz de diluir y absorber toda clase de desechos originados por la actividad humana.Año tras año, se vierten al mar (intencionadamente o no) miles y millones de toneladas de substancias que hacen disminuir, o desaparecer, la buena calidad de las aguas. Esta degradación a la que se ven sometidas las aguas marinas, se debe principalmente a la presencia de vertidos industriales o de aguas residuales que no han sido tratadas correctamente. Las descargas que se producen pueden tener su origen a través de descargas fecales del hombre y otros animales, a través de aguas municipales, aguas pluviales, vertidos de barcos dragados en zonas portuarias, etc.
La principal consecuencia de un vertido residual en la costa supone incrementar la concentración de nutrientes y materia orgánica en el agua, lo que lleva asociado un deterioro del ecosistema de las orillas del mar. Esto hace disminuir la calidad sanitaria de las aguas de baño causada por los icroorganismos que contienen los vertidos: virus, bacterias, hongos, levaduras y parásitos, que son responsables de enfermedades trasmitidas por el agua. Además, las aguas residuales son menos densas que las del mar y por tanto se mantienen en superficie arrastradas por las corrientes.
La contaminación puede ser temporal o permanente. Y cuando el exceso en materia orgánica y nutrientes se da por períodos prolongados, se llega a producir una sustitución de comunidades características de aguas oligotróficas (bajo contenido en nutrientes) por otras propias de aguas eutróficas (alto contenido en nutrientes. Hay incluso especies que pueden llegar a desaparecer o reducirse en número al ser más sensibles, apareciendo especies tolerantes a la contaminación por materia orgánica. El control de los vertidos de aguas residuales urbanas es imprescindible ya que aún existen municipios que vierten sin depurar. La planificación del sistema de depuración es muy importante especialmente en aquellas zonas en las que se produce un notable desequilibrio en la población residente y estival. ¿Están las depuradoras preparadas para dar respuesta a los cambios de volumen de población?
Los impactos asociados a un vertido de las características que tratamos son tanto ecológicos como sobre la salud. Por ello, se hace completamente necesario mejorar el sistema de depuración de las aguas residuales de manera generalizada y con especial atención en aquellas zonas en las que la población se duplica en períodos estivales. Si queremos cuidar la calidad de las aguas en nuestras costas, hay que llevar a cabo un correcto diseño de las plantas de tratamiento que darán salida a las “aguas sucias” que generamos.
fuente: iagua.es