Anualmente se producen millones de toneladas de plástico en el mundo.
Tan sólo en México, el consumo anual de plástico por habitante se estima que es de 49 kilogramos. Del total consumido, más de un millón de toneladas por año se convierten en desecho.
Actualmente tenemos que lidiar con 8.300 millones de toneladas de este material. De ellas, más de 6.300 millones se han convertido en residuos. Y de esos residuos, 5.700 millones de toneladas no han pasado nunca por un contenedor de reciclaje, cifra que ha dejado atónitos a los científicos.
Nadie sabe cuánto plástico sin reciclar termina en el mar, pues este es el depósito final de la basura del planeta. La existencia de residuos plásticos en los mares es más que un problema estético, pues representa un peligro para los organismos marinos
El plástico que invade los océanos mata a millones de animales marinos al año. Hay constancia de que afecta cerca de 700 especies, algunas en peligro de extinción. En algunos casos los daños son visibles: animales estrangulados por redes de pesca abandonadas o por los aros que unen los packs de las latas de bebida. En otros muchos casos los daños son invisibles.
Especies marinas de todos los tamaños desde el zooplancton hasta las ballenas, están ingiriendo microplásticos, que es como se conoce a los fragmentos de menos de cinco milímetros.
En una cumbre internacional celebrada en Nairobi el pasado mes de diciembre, el Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente habló del «Armagedón oceánico».
«No estamos hablando de un problema cuya solución desconozcamos» –dice Vermont Ted Siegler, experto en economía de los recursos que lleva más de 25 años trabajando en el ámbito de los residuos con países en vías de desarrollo.
«Sabemos cómo recoger la basura. No tiene ninguna ciencia. Sabemos cómo desecharla. Sabemos cómo reciclarla. Es cuestión de crear las instituciones e implementar los sistemas necesarios». Afirmó.
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