La purificación del agua es esencial para asegurar su calidad y seguridad para el consumo humano y otros usos. Los procesos de purificación pueden clasificarse en tres categorías principales: procesos químicos, físicos y biológicos
Proceso químico
Se utilizan sustancias químicas para eliminar impurezas y contaminantes presentes en el agua.
Los productos químicos pueden incluir coagulantes, como sulfato de aluminio o policloruro de aluminio, que ayudan a agrupar partículas finas y sólidos suspendidos en el agua para facilitar su eliminación.
También se utilizan desinfectantes químicos, como cloro o cloramina, para eliminar o reducir la presencia de microorganismos patógenos, como bacterias y virus, que pueden causar enfermedades.
Otro proceso químico común es la adición de agentes oxidantes, como permanganato de potasio o dióxido de cloro, para eliminar sustancias orgánicas y compuestos químicos indeseables.
Proceso físico
En los procesos físicos, no se añaden productos químicos, sino que se utilizan técnicas físicas para separar las impurezas y contaminantes del agua.
La filtración es uno de los procesos físicos más utilizados, donde el agua se pasa a través de medios porosos, como arena, carbón activado o membranas, para atrapar partículas, sedimentos y algunos microorganismos.
La sedimentación es otra técnica física donde se permite que los sólidos suspendidos en el agua se asienten en el fondo, separando así el agua clarificada de los sedimentos.
La evaporación y la destilación son métodos físicos de purificación que implican calentar el agua para evaporarla y luego condensarla para obtener agua purificada libre de contaminantes y sales.
Proceso biológico
En los procesos biológicos, se emplean microorganismos vivos para eliminar o degradar contaminantes presentes en el agua.
Uno de los métodos biológicos más comunes es el tratamiento biológico aeróbico, donde bacterias y otros microorganismos utilizan oxígeno para descomponer materia orgánica y otros contaminantes en el agua.
Otro proceso biológico relevante es la desinfección biológica mediante el uso de microorganismos antagonistas, como ciertas especies de bacterias y hongos, que compiten con los patógenos y reducen su concentración.