El tratamiento de agua para contacto indirecto implica la purificación del agua para usos en los que no se consume directamente, pero hay contacto con humanos o se usa en procesos donde puede haber exposición.
Algunas de las técnicas más comunes utilizadas en el tratamiento de agua para contacto indirecto incluyen:
Desinfección: La desinfección es crucial para eliminar microorganismos dañinos. Se pueden usar diferentes métodos, como la cloración (usando cloro o compuestos clorados), la ozonización (aplicación de ozono) o la radiación ultravioleta para eliminar bacterias, virus y parásitos
Filtración: Los sistemas de filtración, como los filtros de carbón activado o los sistemas de filtración por membrana, eliminan partículas, sedimentos, compuestos químicos y algunos contaminantes orgánicos presentes en el agua.
Tratamiento con Ozono: El ozono se utiliza para desinfectar y oxidar contaminantes presentes en el agua. Es un agente poderoso para eliminar patógenos y reducir el olor y sabor no deseados.
Ósmosis Inversa: Este proceso utiliza membranas semipermeables para eliminar contaminantes, como sales, minerales y otras impurezas, produciendo agua de alta calidad.
Adsorción: El carbón activado y otros medios de adsorción se utilizan para eliminar compuestos orgánicos y químicos del agua.
Control de pH: Ajustar el pH del agua es esencial para ciertas aplicaciones. Se utilizan diferentes productos químicos para lograr un equilibrio adecuado.
Estos métodos pueden variar en su aplicación dependiendo del uso específico del agua tratada. Por ejemplo, en la industria alimentaria, se pueden aplicar varios pasos de tratamiento para garantizar que el agua utilizada para limpiar equipos o en procesos de fabricación sea segura y cumpla con los estándares de calidad.
Es importante recordar que el tratamiento de agua para contacto indirecto debe cumplir con regulaciones y estándares de calidad establecidos por autoridades locales o internacionales para garantizar la seguridad y protección de la salud pública.